A pesar de los miles de libros y
artículos que se han hecho sobre la obra de Hart, poco se ha escrito sobre
sus altas cualidades pedagógicas.
Durante sus años como profesor, Hart no solo sobresalió por su rigor
filosófico, por la calidad de sus publicaciones, también lo hizo por el
profesionalismo y respeto con que trató a cada uno de sus estudiantes.
Dos ejemplos de su vida académica
revelan el talante de Hart. A pesar de
ser no solo ateo, sino profundamente anticlerical, Hart dirigió la tesis doctoral
a John Finnis, un filósofo famoso por su defensa radical de las posiciones
de la Iglesia Católica. En varias
ocasiones, Finnis ha comentado que era tal el respeto que su profesor tenía por sus posiciones, que jamás imaginó cuáles eran la tesis de Hart
respecto a la religión.
Cuando Hart decidió retirarse de
su cátedra de jurisprudencia en Oxford, hizo lo posible para que su reemplazo
fuera su principal contradictor, Ronald Dworkin. A pesar de sus posiciones opuestas al
positivismo jurídico, Dworkin era el mejor filósofo. Hart prefirió la calidad académica al
prestigio personal, eligió al mejor de los candidatos y no a aquel que se
dedicara a defender “El Concepto de Derecho.”
Por último, una anécdota de su
vida privada. A pesar de ser ateo y de orígenes judíos, Hart no solo aceptó
sino que apoyó irrestrictamente el bautizo de su hijo, Jacob Hart, en la
Iglesia Católica. En el momento del parto, el cordón umbilical ahorcó a Jacob,
impidiendo el paso del oxígeno al cerebro.
El resultado fue un daño cerebral que hacía hiperactivo en ocasiones al
hijo menor de Hart. La profesora encargada
de cuidarlo, Karen Armstrong, había logrado mejorar la calidad de vida de
Jacob, evitando sus ataques de pánico a partir de la creencia en un Dios
bondadoso que controla el universo.
Hart, conmovido por las creencias de su hijo y su bienestar, aceptó la
decisión de Jacob, a pesar de estar en contra de sus convicciones filosóficas.
Decía que mucho se ha escrito de
Hart como filósofo, pero no de sus capacidades pedagógicas. Si a un maestro se
conoce por los logros de sus estudiantes, la obra pedagógica de Hart es tan
impresionante como la filosófica. Joseph
Raz, John Finnis, W. J. Waluchow, son solo algunos de sus alumnos. Sus logros como docentes demuestran lo
importante y fructífero que es la libre discusión y el respeto por las ideas,
así sean contrarias a las nuestras.