lunes, 23 de abril de 2012

El Carácter de Hart


A pesar de los miles de libros y artículos que se han hecho sobre la obra de Hart, poco se ha escrito sobre sus altas cualidades pedagógicas.  Durante sus años como profesor, Hart no solo sobresalió por su rigor filosófico, por la calidad de sus publicaciones, también lo hizo por el profesionalismo y respeto con que trató a cada uno de sus estudiantes.
Dos ejemplos de su vida académica revelan el talante de Hart.  A pesar de ser no solo ateo, sino profundamente anticlerical, Hart dirigió la tesis doctoral a John Finnis, un filósofo famoso por su defensa radical de las posiciones de la Iglesia Católica.  En varias ocasiones, Finnis ha comentado que era tal el respeto que su profesor tenía por sus posiciones, que jamás imaginó cuáles eran la tesis de Hart respecto a la religión.
Cuando Hart decidió retirarse de su cátedra de jurisprudencia en Oxford, hizo lo posible para que su reemplazo fuera su principal contradictor, Ronald Dworkin.  A pesar de sus posiciones opuestas al positivismo jurídico, Dworkin era el mejor filósofo.  Hart prefirió la calidad académica al prestigio personal, eligió al mejor de los candidatos y no a aquel que se dedicara a defender “El Concepto de Derecho.”
Por último, una anécdota de su vida privada. A pesar de ser ateo y de orígenes judíos, Hart no solo aceptó sino que apoyó irrestrictamente el bautizo de su hijo, Jacob Hart, en la Iglesia Católica. En el momento del parto, el cordón umbilical ahorcó a Jacob, impidiendo el paso del oxígeno al cerebro.  El resultado fue un daño cerebral que hacía hiperactivo en ocasiones al hijo menor de Hart.  La profesora encargada de cuidarlo, Karen Armstrong, había logrado mejorar la calidad de vida de Jacob, evitando sus ataques de pánico a partir de la creencia en un Dios bondadoso que controla el universo.  Hart, conmovido por las creencias de su hijo y su bienestar, aceptó la decisión de Jacob, a pesar de estar en contra de sus convicciones filosóficas.
Decía que mucho se ha escrito de Hart como filósofo, pero no de sus capacidades pedagógicas. Si a un maestro se conoce por los logros de sus estudiantes, la obra pedagógica de Hart es tan impresionante como la filosófica.  Joseph Raz, John Finnis, W. J. Waluchow, son solo algunos de sus alumnos.  Sus logros como docentes demuestran lo importante y fructífero que es la libre discusión y el respeto por las ideas, así sean contrarias a las nuestras.

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